Durante el invierno subimos de peso, el frio nos invita a pasar más tiempo en casa y a hacer menos ejercicios, por alguna razón comemos más, aumentamos la ingesta de carbohidratos y disminuimos las ensaladas por ser frías, comemos más sopas que si no sabemos cómo prepararlas para ayudarnos a adelgazar contienen una gran cantidad de grasa y calorías, además el café y el chocolate caliente se vuelven parte de nuestras noches, por lo que consumimos calorías demás, y por si fuera poco, el ser humano tiene una herencia genética que le vuelve más propenso a engordar en invierno.
Esto se debe a que la evolución del hombre como depredador le proporcionó unas características fisiológicas que ahora son innecesarias debido al actual estilo de vida, pero que no han tenido tiempo de modificarse ya que, como explican los paleontólogos, mientras los cambios sociales y culturales han evolucionado de forma exponencial, las mutaciones genéticas necesitan muchos miles de años para producirse, por lo que nuestros genes no han tenido tiempo suficiente para adaptarse.
Es lo que se conoce como retraso genómico, y es un fenómeno que está detrás de patologías como la obesidad y la diabetes. Así, el hombre primitivo poseía altos niveles de azúcar en la sangre que le permitían realizar el gasto calórico necesario para cazar, y estos niveles eran todavía más altos en invierno porque el frío requería un mayor gasto de energía.
El papel de la serotonina y la melatonina en esos kilos invernales de más
Por si fuera poco, la falta de luz solar reduce los niveles de serotonina, una sustancia que influye directamente en el estado de ánimo, y que necesitamos para sentirnos bien. La mala noticia es que los dulces y los carbohidratos aceleran la secreción de serotonina y, por lo tanto, tendemos a consumir este tipo de alimentos.
También la melatonina tiene su parte de responsabilidad en los kilos que ganamos en invierno y que después tanto cuesta quitarse cuando el buen tiempo anima a aligerar el vestuario. Y es que la escasez de luz aumenta el nivel de melatonina en el organismo y tenemos más sueño y menos ganas de movernos.
No podemos hacer nada contra la biología, así que para adelgazar o, al menos, evitar engordar en invierno, hay que modificar el estilo de vida y no caer en la tentación de ingerir dulces y carbohidratos que no necesitamos, además de aumentar la actividad física aunque nos dé pereza.
Consejos para no engordar en invierno
1. Crema de verduras antes de comer. Las sopas nos mantienen calientes y nos dan mayor sensación de saciedad por lo que comeremos menos cantidad del plato principal, pero si la sopa que comemos es la de casa, con fideos y el pollo o la carne cocinado con su grasa y papas no hacemos nada, por lo que la mejor opción son las cremas de vegetales, hay una infinidad de opciones. Crema de zanahorias, zapallo o calabaza, calabacín, brócoli, puedes incluso combinar todos los vegetales que desees, estos te van a aportar menos calorías y te van a mantener más lleno.
2. Cambia el chocolate por infusiones. No está mal tomarse una taza de chocolate caliente en la noche, el problema está cuando lo haces TODAS las noches, por eso suplántalo por te filtrante y/o infusiones, el té aporta infinidad de beneficios para la salud y si lo escogemos bien nos ayuda a adelgazar como es el caso del té verde, té de canela y la infusión de limón, kion y miel.
3. No saltes comidas. Comer solo 2 veces al día, aunque no lo creas te hace engordar. Por eso debes comer tu desayuno, almuerzo, cena y adicional la merienda a media mañana y a media tarde. Esto mantendrá tu metabolismo acelerado y procesará los alimentos más rápido evitando que los asimiles
4. No dejar las ensaladas y vegetales. En invierno cuesta comer ensaladas por ser frías, pero esto tiene solución, incluye en tu dieta diaria las ensaladas calientes, wok, cazuelas, saltados, vegetales asados y horneados
5. Mantente hidratada. Durante el invierno perdemos menos líquido y debido al clima nos da poca sed por lo que tomamos menos agua sin darnos cuenta, causando deshidratación
Consume vitamina C. Gracias a las bajas temperaturas y lluvias estamos más propensos a resfriarnos y enfermarnos. Por eso es importante MUY consumir vitamina C en esta época del año, adicionalmente la vitamina C ayuda a quemar grasas y a bajar de peso. Puedes tomar suplementos o conseguirla en frutas y vegetales como en los cítricos y otras frutas encontramos una gran fuente de la vitamina entre ellos están: mandarina, naranja, limón, pomelo, kiwi, fresas, ananá, melón y en algunas verduras: perejil, col, tomates, repollo, pimentón verde, acelgas, espinacas
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